Henry, del engaño al desengaño
Henry no ha cuajado en el Barça. Llegó el verano pasado como una especie de hijo pródigo que, previo pago de 24 millones de euros, iba a ser el complemento ideal para una delantera de ensueño, el cuarto fantástico, un Larsson multiplicado por diez.
Un engaño mayúsculo. La verdad es que la historia del francés con el Barça va camino de convertirse en un gran desengaño. Llegó como una estrella y hoy es un jugador del montón que brilla a cuentagotas. Mal vamos cuando él mismo se ha encargado de decir que "este es el Henry que veréis en el Barça". Eso sí, cobrará 6 millones por temporada durante 4 años. Fantástica -y cara- desilusión.
No nos engañemos, a sus 30 años, el argumento "se está adaptando" ya no sirve. La espalda se le cae a trozos y ha perdido su mejor arma, la potencia, juega en una posición -extremo- que no le gusta, el sistema tampoco le va y encima ayer nos enteramos que no es feliz en Barcelona porque echa de menos a Tea, que no es una bebida inglesa, es su hija. Mal pinta la cosa.
Pero tampoco se le puede culpar a Henry de todo. Alguien lo debió engañar también a él: "Junto al gran Ronaldinho, al lado de Eto'o y Messi se maquillará tu decadencia", debieron contarle. Y el francés se vio en un balneario futbolístico junto al Mediterráneo, marcando goles y celebrando títulos mientras se paseaba sin dolores por un soleado Camp Nou. Pero se encontró con que Ronnie ya no es grande, que Eto'o se ha pasado medio año sin jugar y que Messi cuando no está lesionado no suelta la pelota ni para atarse las botas.
Hay que asumirlo. A los que nos gusta el fútbol siempre nos quedarán los videos de cuando jugaba en el Arsenal. Y a los que somos del Barça, la pena de no poder ver en directo a aquel jugador que maravillaba en la Premier League. A Henry le engañaron, Henry nos engañó y nosotros mismos nos engañamos con Henry. Esta es la triste historia de un triste desengaño.
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