Cuando los alemanes sabían jugar al fútbol...
Hubo un tiempo, no hace muchos años, en que los alemanes eran maestros jugando al fútbol. Por aquel entonces, tanto a nivel de clubs como a nivel de selecciones, jugar contra un equipo alemán significaba pasarlas canutas.
Pero el fútbol ha cambiado. La Bundesliga es hoy una liga menor plagada de extranjeros de medio pelo, equipos ramplones y muy poco nivel futbolístico. La cantera germana se ha oxidado, ya no es tan prolífica y la mayoría de sus productos ya no son excelentes.
Que el Schalke 04 sea el segundo clasificado en Alemania dice muy poco del torneo teutón. Los Neuer & Cia perdonaron al Barça en el Camp Nou en un correcalles impropio de la Champions que habría hecho llorar de pena a los Beckenbauer, Stielike, Schumacher, Breitner, Schuster, Müller, Magath... ¡Si hasta el Getafe le tosió en la cara al todopoderoso Bayern!
No hace mucho los alemanes eran expertos futbolistas. Dominaban este deporte hasta puntos insospechados. Los inventores del fútbol, los ingleses, llegaron a alimentar un odio visceral contra ellos. Su orden, su eficacia y su implacable superioridad a la hora de competir acuñaron el mito del equipo alemán, ese que siempre llega a las finales aún jugando mal.
Como en el Mundial de Italia '90 (aunque aquella vez, además, jugaron bien). Fue el 8 de Julio de 1990, en el Estadio Olímpico de Roma. Alemania se impuso a la Argentina de Maradona, Canniggia y Valdano gracias a un gol de penalty de Andreas Brehme. Después de llegar a dos finales (México'86 y España'82) y caer ante Argentina e Italia, los alemanes conquistaban la cima de su fútbol.
Aquel equipo lo formaban nombres con aires de leyenda: Illgner; Brehme, Kohler, Augenthaler, Buchwald; Berthold, Littbarski, Hässler, Matthäus; Völler, Klinsmann. Fue la última gran hornada de futbolistas alemanes. Tipos que, sin duda, sí sabían jugar al fútbol...
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