Schuster, una bomba de relojeríaDel '¡Estos hoy nos comen vivos!' al '¡Vaya banda!' en 90 minutosMalos viciosCuando meterla es cuestión de fe... : Desde la red

26 febrero 2008

Schuster, una bomba de relojería

Bernd Schuster es un personaje atípico. Como jugador ya demostró tener un carácter inestable y un tanto díscolo. Como técnico no ha sido menos. Hasta ahora la suerte le ha sonreído al frente del Real Madrid y se ha visto su versión más 'simpática'. Veremos cómo gestiona ahora los malos momentos...

De entrada, ha negado la evidencia asegurando que su equipo no sufre bajón alguno después de cinco derrotas. Exhibió toda su arrogancia teutona dando por vencido al Getafe antes de jugar y obvió responder a la prensa cuando le cuestionaron sobre las mediocres segundas vueltas de sus equipos.

La pregunta no era baladí. En un excelente comparativa de El Periódico se demuestra que sus equipos han flaqueado siempre en esas segundas vueltas. ¿Casualidad? Tal vez. Pero lo que es recurrente es que cuando las cosas se han puesto feas en sus equipos, el carácter del técnico alemán se ha agriado y ha terminado alimentando las crisis de sus equipos.

La historia parece repetirse ahora en el Bernabéu. Los resultados no acompañan y al entrenador se le ve inquieto, intenta aparentar normalidad cuando no la hay, hace declaraciones polémicas y va dando tumbos entre la soberbia y la indiferencia. Son tics conocidos que, si mucho no cambia la cosa, terminarán por hacer estallar la casa blanca. Y Schuster será el detonador. Tiempo al tiempo...

22 febrero 2008

Del '¡Estos hoy nos comen vivos!' al '¡Vaya banda!' en 90 minutos

El Barça jugó en Glasgow uno de sus mejores partidos esta temporada. Messi se salió, Henry marcó un golazo y Ronaldinho dio muestras objetivas de recuperación. Sólo en defensa tuvo lagunas el once de Rijkaard que superó la hostilidad ambiental y ganó (2-3) encarando con maestría la eliminatoria de octavos de la ansiada Champions League.

Dicho así parece que el Barça le ganara al Celtic sin despeinarse. Muy al contrario, los de Rijkaard tuvieron que emplearse a fondo para doblegar a un rival correoso que se adelantó por dos veces en el marcador y que llevaba dos meses sin perder un partido.

Pero datos y análisis a parte, el partido del martes disparó un fenómeno sociólogico muy interesante (y recurrente) entre los culés. Los escoceses del Celtic, que en la previa parecían el mejor equipo del Atlántico, terminaron siendo despreciados por buena parte del barcelonismo.

Frases del tipo 'Vaya banda. Estos en la Liga española no quedan ni entre los diez primeros' se repitieron en más de una tertúlia post-partido cuando, solo 90 minutos antes, parecidas tertúlias vaticinaban la debacle del Barça con mensajes como: 'Estos se nos comen vivos' o 'Hoy toca sufrir'.

Y en solo dos horas, el Celtic Park pasaba de auténtico infierno, inexpugnable y temible, a coral de simpáticos pelirrojos que animan incluso cuando pierden ("pobrets"). Y por el mismo precio, los hijos de Braveheart; McGeady, Hartley, Robson & Company, pasaban de guerreros del fútbol a simplemente 'mataos'.

Y, claro, de rebote el Barça veía como su gesta europea perdía kilates a medida que pasaban los minutos y su victoria, la única a domicilio en esta ronda, se quedaba para una parte de su afición como un simple trámite cumplido. Así son las fuerzas que se mueven por Can Barça, fuerzas en blanco y negro, maniqueísmo en estado puro.

05 febrero 2008

Malos vicios

El fútbol, como la vida, también tiene sus malos vicios (a los buenos se les llama costumbres). Jugar de memoria es a veces una virtud pero si eso te hace monótono y previsible pasa a convertirse en un problema. Y el Barça, cuando ataca, es demasiadas veces monótono y previsible.

Rijkaard parece haberse dado cuenta de eso y trata de inculcar nuevos mecanismos que sustituyan a los viejos vicios. Todo el mundo parece estar de acuerdo en que marear la pelota en la frontal del área rival haciendo el parabrisas en plan balonmano es un mal vicio.

Para contrarrestarlo los técnicos del Barça han econtrado varias opciones. Una, devolver el protagonismo a las bandas, apostar por Messi, por el Henry extremo o, como ante Osasuna, por el controvertido Giovani que ahora entra cuando se funden los demás. Otra opción es elevar el ritmo del juego, intercalar balones largos con el pase corto, en definitiva, imitar lo que mejor hacen los ingleses. La tercera variante que ha encontrado Rijkaard es más prosaica: colocar a Messi de media punta y que haga lo que él quiera.

01 febrero 2008

Cuando meterla es cuestión de fe...

El Barça no encuentra la pólvora. Los de Rijkaard han necesitado dos goles de Henry en cuatro partidos de Copa para conseguir llegar a semifinales.

Golito del francés en Sevilla y empate a cero en el Camp Nou; empate a cero en Villarreal y golito del galo en Can Barça. Un bagaje como mínimo preocupante para un equipo construido teóricamente para meter goles.

Sin Eto'o -haciendo de las suyas por Africa- ni Messi, ni Bojan, ni Gio parecen ser capaces de imitar siquiera al pistolero camerunés. Dominan, llegan, intimidan... pero no marcan. A la espera del regreso del mejor Ronaldinho, solo Henry ha aportado los pocos goles que mantienen vivo al Barça en la Copa.

Tampoco la segunda línea mete miedo. Deco, Xavi, Iniesta... Parecen más preocupados del pase que de chutar y el equipo se contagia del toque-toque que convierte los ataques en estériles bailes de salón delante del área rival. Ya lo dijo Rijkaard: "No necesitamos obras de arte". Tienen talento y tienen ocasiones, luego... ¿será verdad que meterla es una cuestión de fe?