Capello, migas para hoy hambre para mañanaA este Madrid no lo salva ni CapelloLa selección, un equipo a imagen y semejanza de Luis AragonésFauna culé (VI): El anti... : Desde la red

14 septiembre 2006

Capello, migas para hoy hambre para mañana

Ramón Caderón y Pedja Mijatovic han querido edificar el futuro Real Madrid, el post-galáctico, a partir del técnico italiano Fabio Capello. Una apuesta arriesgada. Un todo o nada deportivo que huele, en el mejor de los casos, a pan para hoy y hambre para mañana.

Construir un proyecto desde la ideosincrasia de Capello tiene muchos riesgos. El primero es que el italiano vive el momento. Su carpe diem personal implica fichar a los mejores -le da igual lo que sufran las arcas del club- para cosechar éxitos inmediatos.

Fabio tiene un libro de estilo pequeño pero efectivo. Una férrea defensa y los mejores en ataque. Si puede ser uno mejor que dos. A grosso modo su táctica sería 'todos atrás y pelota al bueno para que marque'. Todo lo que salga de ahí, le molesta.

Los equipos de Capello son tácticos pero sólo para defenderse. El italiano se desgañita si los centrales de descompensan o los laterales suben demasiado. Odia el taconazo y la rabona. Y se conforma con ganar 1-0.

Por eso ha fichado sobre seguro, sin pensar en el bloque ni en el futuro. Ha preferido la experiencia de un central de 33 años (Cannavaro), el olfato de un delantero contrastado como Van Nistelrooy (30 años) o la brega de Emerson (30 años más). Sumados a los Raúl, Beckham, Roberto Carlos, Michel Salgado o Ronaldo, hacen que este Madrid huela más a geriátrico futbolistico que a ilusión. Sólo Reyes y Diarra podrían calificarse de apuestas de futuro.

Total, un dineral invertido que, en el mejor de los casos, dentro de dos años ya no servirá para nada. Un farol para intentar ganar algo en su primer año que puede que le salga bien a él. Quizá gane algo, sí, pero a costa del dinero, el aburrimiento y la ausencia de futuro de un club que tiene migas para hoy pero al que se le intuye mucha hambre para mañana.

A este Madrid no lo salva ni Capello

Corren malos tiempos por el Bernabéu. La ilusión por el cambio se ha esfumado en dos partidos. Ni el nuevo presidente ni los fichajes de su flamante director deportivo Pedja Mijatovic han hecho desvancerse la sensación de equipo a la deriva que transmite el Madrid post-galáctico. Un panorama desolador que no parece capaz de cambiarlo ni el látigo del otrora salador Fabio Capello.

No es extraño. Capello es un buen técnico pero no es un virtuoso. La herencia florentiniana es todavía una losa demasiado pesada. Jugadores caros y acomodados que valen más por el nombre que por su calidad futbolística.

A ello se suman fichajes populistas y muy caros. Jugadores -salvo contadas excepciones- acordes con lo que ya hay en el vestuario: viejos, ricos y en decadencia.

Un panorama poco alentador que se endurece con la derrota de Lyon y al que Capello debe poner remedio ya. El italiano, que en otras circunstancias ya se ha erigido en salvador de equipos grandes, estará pronto en el ojo del huracán. La prensa y el público del Bernabéu van escasos de paciencia y hambrientos de ilusión. Y el juego del equipo, hoy por hoy, desquicia más que ilusiona. Esa es una combinación muy peligrosa.

Pero lo peor de todo es que Capello no parece capaz de enderezar el rumbo del equipo ni con todo el tiempo del mundo. Este Madrid, ni jugando mal gana. Y eso en un grande no se perdona mucho tiempo. Al sargento le crecen los enanos. Después de las espantada de Turín, el fundamentalista del catenaccio, parece condenado a caer víctima de sus propios métodos. El doctor Fabio es incapaz de curar a este enfermo. Un enfermo que, sin su rudo arquitecto, tomará tintes de enfermo crónico...

13 septiembre 2006

La selección, un equipo a imagen y semejanza de Luis Aragonés

Si se mira con distancia, el titular no es ni bueno ni malo. No está ni a favor ni en contra del 'Sabio'. Simplemente expone una idea y es que la selección española juega a imagen de su entrenador. Eso, dicho de un virtuoso sería todo un halago. Cuando el modelo es gris y anquilosado, el resultado no es precisamente el éxito.

Luis Aragonés es un entrenador con muchos kilómetros a sus espaldas. Un técnico de la vieja escuela, listo, incluso resultón pero para nada es el modelo de entrenador que necesita un equipo de primer nivel, un equipo que quiera abonarse al éxito.

De entrada, Luis no juega a nada. Su esquema es indefinido. Tan pronto aboga por el talento y mete a Xavi, Cesc y Alonso juntos como se achanta y copa la medular de medios defensivos.

Presume de tener carácter pero es incapaz de sentar al peor Raúl, el auténtico lastre de la selección, y le inventa un 4-3-3 que aplica sin extremos natos. Todo para que no se le revolucione el gallinero, para tener al gallo contento.

Tan voluble es el entrenador que presenta la dimisión y dos horas más tarde cede a las súplicas de vete a saber quién para seguir en el cargo.

No es extraño que ante tanto devaneo de su diseñador, la selección española no sepa muy bien a qué jugar. Todo esto se refleja en el campo donde una pléyade buenos futbolistas son incapaces de hacer una piña, de enfocar un objetivo.

Cuando juega la seleccion nadie parece disfrutar. Quieren ganar, sí, pero a disgusto, como haciéndolo de una manera en la que no creen. Y eso, para un equipo que vive siempre atenazado por la exigencia y ansioso por unir a la grada desde el césped, es demasiado peaje.

Esta selección, a imagen y semejanza de Luis Aragonés, tiene su mismo futuro: una cómoda, vieja y gris mediocridad.

04 septiembre 2006

Fauna culé (VI): El anti...

Hay un tipo de culé que se define más por sus fobias que por sus filias. Se trata del 'anti-'. Un tipo un pelín obsesionado con el rival que, más allá de su barcelonismo, preferiría que perdiera ese al que odia antes incluso que la victoria de su propio equipo.

Contra lo que pueda parecer hay muchos tipos de 'antis', aunque el que se lleva la palma es el anti-madridista. Para este tipo de culé lo mejor que puede pasar es que pierda el Real Madrid. Odia por sistema todo lo referente a ese equipo y no es raro oírle decir que "ojalá se estrellara el avión que lleva a ese equipo con todos sus jugadores dentro". En su odio suele mezclar razones políticas y siempre apela al pasado para explicar la bajeza de ese club.

Otro 'anti' recurrente entre la masa culé es el anti-espanyolista. El Espanyol es el eterno rival ciudadano y, aunque casi nunca ha terminado la Liga por encima del Barça, es odiado con ensañamiento por muchos culés.

Estos dos grupos forman el grueso más llamativo de 'anti-algo' que pueblan el Camp Nou pero hay muchos otros pequeños 'antis' que históricamente han ido expresando sus nobles sentimientos entre la masa culé. Ha habido los anti-Julio Salinas, los anti-Cruyff, los anti-Núñez, anti-Zubizarreta, anti-Bakero, etc.

Personas, en definitiva, que definen una parte importante de su barcelonismo negando algo o a alguien contra el que sienten un odio compulsivo. Es así...