Ronaldinho ya no es grande : Desde la red

29 octubre 2007

Ronaldinho ya no es grande

Antes de Messi hubo un brasileño único, un mago del balón, un superdotado que aterrizó en el Camp Nou para sacar al Barça de una de las travesías más duras de su historia...

Intentando hacer olvidar al inolvidable Dream Team de Johan, a Joan Gaspart se le rompió su Barça a base de talonazos. Fueron años duros para el sibarita seguidor azulgrana, años de penurias y galácticos, años para olvidar que borró de un plumazo el tándem Laporta-Rosell desde el palco y un extraterrestre balompédico desde el campo: Ronaldinho Gaúcho.

Se bajó del avión esbozando su eterna sonrisa y se dedicó a pedir el balón hasta que sacó al barcelonismo del pozo. Ronaldinho destiló fútbol de muchos kilates durante dos años. Enseñó regates imposibles, se inventó goles de hemeroteca y puso al equipo en la senda del triunfo y atrajo a la afición a la grada. Se convirtió en el mejor del mundo, ganó una Champions y dos Ligas y se fue al Mundial de Alemania con el aura de héore del fútbol.

Pero algo pasó en tierras germanas. Ronaldinho volvió después de un torneo gris, como el de toda la canarinha, pero ya no parecía un superhombre. No desbordaba, ¡ni lo intentaba!. "Está cansado", decían sus defensores. "Está acabado", anunciaban sus detractores. Aún así el Gaúcho mantuvo al Barça en la lucha por el título ante la ausencia de Eto'o y Messi. Sus 21 (anotó 7 de penalty y 6 de falta) goles maquillaron el bajón que sufrió en el juego.

Al final, el Barça regaló la Liga al correoso Madrid de Capello... y llegó el verano. La receta era sol, descanso y tranquilidad para recuperar al mejor Ronaldinho. Una tesis que se ha visto desmontada por nueve jornadas de Liga. Ronaldinho ya no es grande. No es que quiera irse al Milan. No es que se haya abonado a la buena vida. No es que no quiera sudar la camiseta. Simplemente se le ha ido el duende. Cuesta de aceptar, de entender, de ver. Pero es lo que le ha ocurrido. Da hasta lástima verle hacer de boya, intentando pases de fútbol sala, rehuyendo la carrera. Hay jugadores que juegan tocados por una varita durante dos o tres años y luego desaparecen. Ronaldinho ha cumplido su gran ciclo. Lo vimos con Ronaldo. Ahora le ha pasado a él. Adiós crack, te recordaremos siempre.

Así las cosas, al Barça le quedan dos opciones: Que se quede siendo la mitad de lo que fue, aceptando sus (nuevas) limitaciones y algunas de sus (viejas) virtudes hasta darle un retiro dorado. O venderlo al mejor postor y recordarlo como lo que fue, uno de los mejores jugadores que han pisado jamás el Camp Nou. Triste realidad. Pero realidad al fin y al cabo...

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