Henry, el bluff del funcionario
Será porque no puede ver a su hija, será porque le duele la espalda, será porque le obligan a jugar por la banda... el caso es que Henry, lo podemos decir ya abiertamente, sin tapujos, con la boca llena: ha sido un bluff de fichaje.
El delantero francés no es ni una sombra del jugador que fue en el Arsenal. Desde que llegó al Barça su rendimiento ha sido mediocre y probablemente, si no se llamara Henry, sería carne de banquillo semana sí semana también.
Es increíble que un jugador capaz de lo mejor pueda caer tan bajo. En Soria sólo aguantó un cuarto de hora. Luego se arrastró por el campo. No se siente líder ni dentro ni fuera, se limita a buscar alguna jugada por la banda, a poner algún centro y a tirar alguna rosca de las suyas. Y todo ello a medio camino de la rabia y la apatía, pendulando, descontento, como un funcionario.
Henry parece aburrido del fútbol (aunque no de cobrar) y ni él ni los técnicos consiguen que encuentre su sitio. Y es que quizá su sitio no está en un Barça esclavo del rondo, quizá su hábitat natural se limita al tosco pero trepidante toma y daca inglés. Pero eso ya no es (solo) culpa de Henry...
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