Sobre los retrasos de Ronaldinho y Deco
Ronaldinho y Deco llegaron tarde después de las vacaciones navideñas. Una falta grave se mire por donde se mire que la prensa, en términos generales, se ha encargado de disimular.
No nos engañemos. Si cualquiera de nosotros llegara dos días tarde, la empresa donde trabajamos nos amonestaría. Lo que pasa es que nadie mínimamente responsable llega a forzar tanto el límite.
Sin embargo, la cosa cambia cuando hablamos de deportistas de élite. No es que tengan una vida dura. Ganan mucho dinero por trabajar poco -entrenan unas dos o tres horas al día, el resto descansan-. Aún así, son capaces de tomarse libertades que a muchos se nos escapan.
El Gaúcho justificó su retraso culpando a los desórdenes aéreos brasileños; Deco hizo lo propio arguyendo el ingreso en una clínica de su esposa embarazada. Quizá los motivos del luso tengan más peso pero podría haber avisado al club y pedir un permiso especial.
Cuando ocurren estas cosas, uno se da cuenta de que en el fondo, estos ídolos de masas que golpean el balón con maestría no dejan de ser unos veinteañeros famosos con mucha pasta y tiempo libre que, de vez en cuando, se toman la libertad de hacer lo que les da la gana...
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