El por qué de la desaparición de Ronaldinho : Desde la red

03 julio 2006

El por qué de la desaparición de Ronaldinho

Esta es una historia triste. Seguramente -con permiso de Zidane y su vil despedida-, la historia más triste del Mundial de Alemania. Terminó el Mundial y la mala noticia es que Ronaldinho apenas apareció. El crack del Barça, la sonrisa del fútbol, apenas brilló en el que se preveía su Mundial, su campeonato y el de Brasil que, dicho sea de paso, tampoco se acercó siquiera al Brasil que todos habíamos imaginado.

Sembrada de nombres pomposos, la canarinha parecía destinada a ganar antes incluso de vestirse de corto. Kaká, Ronaldo, Cafú, Emerson, Adriano, Robinho, Roberto Carlos, Dida, Lúcio... y Ronaldinho, claro. Sobre el papel un equipo irresistible que pagó muy caro no cuplir una máxima del fútbol: ser un equipo.

Y es que Parreira fue incapaz de conjuntar a tanto nombre y tanta estrella, empeñadas en brillar cada una por su lado, la galaxia amarilla se diluyó en el cosmos futbolero como un azucarillo en una taza de café.

Por ahí va la primera clave que explicaría la desaparición de Ronaldinho. Entre tanto crack, el balugrana se vio obligado a repartirse el protagonismo donde más le gusta, en el campo. A ello ayudó sin duda el planteamiento del técnico brasileño, Parreira, que apostó por una delantera estática formada por Ronaldo y Adriano, en lugar de buscar la movilidad de los Robinho, Cris o Ricardinho.

Sin aliados, Ronaldinho demostró que es mucho menos jugador. Como dijo Valdano, seguramente el Gaúcho necesita más al Barça que el Barça al Gaúcho.
Ya tenemos pues otra razón más para explicar su desaparición. Pero hay más.

Sacrificado tácticamente, sin aliados en el campo que le tiraran desmarques y sin apenas cuota de balón, el propio Ronaldinho certificó su desaparición con lo único que se le puede achacar a él: se volvió dócil y cayó en la más grande de las tristezas. Ahí pecó el genio. Se dejó convencer del sacrificio táctico que debía asumir y se quitó de enmedio sin rechistar.

Cuando la máquina francesa se cruzó en el camino de los pentacampeones, Ronaldinho hacía días que ya no sonreía. Tan ausente estaba que cuando intentó volver de su ensimismamiento para sacar a Brasil del sopor, ya era demasiado tarde. Francia apeó a los campeones y nos dejó sin Ronaldinho. Una pena, una historia triste que no tiene un único culpable. ¿O tal vez, en el fondo, sí?

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